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miércoles, 11 de julio de 2012

El tiempo no espera a nadie.

Darse cuenta de que todo el mundo cambia, que el tiempo siempre deja sus huellas, que crecemos, que empezamos a hacernos mayores, que somos diferentes al ayer, es algo dificil de entender. Primero nos damos cuenta que el mundo se mueve, y cada vez se mueve con más fuerza y rapidez, y nosotros seguimos parados en el mismo banco del parque donde íbamos a jugar cuando eramos unos enanos. Ahora ves a tus viejos amigos y ya no hay ni una leve sonrisa, personas que eran mucho para ti te abandonan, en algunos momentos puedes echarle mucho de menos, pero es que los caminos se dividieron y no sé sabe cuando se volverán a unir.
Un día te miraras en el espejo y te darás cuenta que ya no eres esa niña inocente, que tenía ese brillo en los ojos y se pasaba las horas jugando a las muñecas, que besaba a su rana de peluche esperando que se convirtieron en un príncipe azul; ahora intentas embellecerte, llevas los ojos pintados, una capa de maquillaje,   intentas alcanzar la perfección, te miras y no recuerdas ese brillo que tenías en los ojos, ahora solo te importa gustarle a los demás, intentar ser perfecta, te conviertes en superficial y en materialista, te consumes a ti misma. Dejaste de besar a tu peluche, en creer que eras una princesa, en jugar con muñecas para convertirte en una propia muñeca. Nos llegan a manipular, los sentimientos se apoderan de nuestra razón, las  heridas van creciendo después de cada amor descubierto. Crecemos, maduramos, otros se quedan atrás y siguen siendo unos alocados; Otros que salen de tu vida, se vuelven a alejar y otra vez los caminos se separan, se alejan y sabes que ya no se volverán a juntar y olvidas el ultimo adiós que le dijiste; y os miráis con indiferencia y cada momento vivido, cada recuerdo solo es algo tenue que viaja por tu mente.
Las personas que te importaron en un pasado solo es un fugaz recuerdo que poco importa ya.
El tiempo sigue corriendo, las personas siguen cambiando, todo se vuelve diferente con la fuerza de un suspiro, y tú cambias sin darte cuenta de lo que haces.

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