Eres suerte
que late
y yo te escucho
cada vez que me apoyo en tu pecho.
Entiendo que mi corazón
está para vivir pegado al tuyo
y entender que ya no sólo el sol
me besa las mejillas.
Ahora dejo mis huellas por tu espalda
y mi risa se escucha por todo el edificio
porque estás
y los miedos no.
Mis lunares me guían
hacia a ti,
forman una constelación
con tus dedos
y hacen que el camino
sólo sea piel.
Ahora que estoy a salvo
porque tú me has agarrado con fuerza
antes de dar mi último salto.
Dejas que me propague
que el fuego resurja
y las cenizas sólo sean polvo.
Me quieres,
pero más te quiero yo
porque te lloro de felicidad,
porque me miras
y nacen las flores a tu alrededor,
porque dijimos ser uno
y tú día
tras día
haces que seamos eternos.
Hoy ya no hay oscuridad,
el dolor ya se fue,
y sólo estás tú
consiguiendo
que en mi cuerpo
brote la alegría.