.

.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Pequeño infierno

Con el tiempo comprendí que era más feliz en tu pequeño infierno particular. Preferí discutir contigo mil y una vez, llorar por resignación, odiar tu manía de arrugar la frente cada vez que leías el periódico y escuchar tus regomellos de que ya conocías cada chiste que leías. No sabes como me llegaba  molestar el olor de tu cigarrillo a las siete de la mañana y tu manía de echarme el humo a la cara, solo para ver como te mataba con la mirada.Me daban ganas de estrangularte cada vez que me decías que parecía una ratón mientras que hacía crucigramas tirada en la cama. Odiaba que me hicieras cosquillas, sabías que perdía el control y aún así tú, aprovechabas cada instante en el que estaba distraída para verme tirada en el suelo con la cara roja, apunto de explotarme de la risa. Y hasta un día empecé a plantearme salir de ese apartamento céntrico de cincuenta metros cuadrados cuando vi que te dejabas la tapa del váter levantada. Pero a pesar de eso, amaba tus idas y venidas, estaba completamente enamorada de tu manía de hacerme reír a todas horas y sacarme una carcajada costase lo que costase; y puede que, por eso mismo, sea a día de hoy más feliz en tu pequeño infierno que en el mismísimo cielo sin ti. 
Un día te levantas y te das cuenta que tu mayor caos, es tu mayor necesidad. 

martes, 17 de marzo de 2015

Puede ser o no.

He querido un millón de veces y no he arriesgado ni una; no sé si será por el miedo a perder lo que ya está perdido o el miedo de tenerlo y mandarlo a tomar viento..
Puede que cada día me supere en testaruda, que no me gusten las ataduras y que mi armadura sea cada vez más gruesa. Creo que a lo mejor, es que mi mayor problema soy yo, yo y mi manía de ser extremadamente rara, mi forma de cerrarme y de dar todo por perdido a la primera.

lunes, 9 de marzo de 2015


Somos como pequeñas granadas,
que cuentan una marcha atrás cada día.
Y cuando explotan, vuelven a contar.