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domingo, 27 de diciembre de 2015

A veces le otorgamos nuestro dolor a alguien por no sentir lo mismo que nosotros.

Le culpamos de un sentimiento que no tiene pensando que no nos ha valorado o que no ve cada acción cometida por él. Vivimos en un mundo de ilusiones creadas por uno mismo que nos rompen al choque con la realidad. Nos engañamos y culpamos aleatoriamente.

Nos cerramos a un dolor creado a partir de nuestros propios sentimientos, un dolor creado por nosotros mismos de una forma cegadora.

Sol y Luna se amaban con locura, pero estaban eternamente separados.
Sol iluminaba el camino hacía el deseo, calentaba los corazones, alimentaba a las flores y creaba destellos de color tras cada cielo gris.
Luna acogía a los corazones rotos llenos de melancolía. Era esperanza en las tinieblas, la única luz en el inmenso túnel sin salida de los mortales.
Sol era calor mientras que luna era frio; y la unión de ambos era el caos para la universo; los corazones rotos se quedarían sin esperanza mientras que los enamorados dejarían de ponerse colorados al pensar en quiénes aman.
El huracanado viento, millones de asteroides y las grandes nubes obligaron a Sol y a Luna mostrarse en momentos diferentes del día. Aunque a veces ambos se juntan se besan fugazmente, nublan a todo el mundo durante unos segundos y siguen rotando sobre nosotros.

Abandonarte es abandonarme,
Abandonarme es olvidarte,
Olvidarte es no recordarte,
No recordarte es no sentirte,
No sentirte es morirme.

He escuchado mentiras piadosas que sólo eran mentiras,
He escuchado verdades maquilladas que hacían más daño,
He escuchado desprecios en tonos irónicos,
He escuchado voces que no decían nada,
He escuchado susurros que me derretían,
He escuchado arrepentimientos falsos,
Y embusteros siendo sinceros,
He escuchado como habla el vino después de dos botellas,
Y cómo hablaba el dolor en muecas en los labios,
He escuchado como hablaban mis decepciones
Callando mis alegrías,
He escuchado lágrimas de felicidad
Pero aún más de angustia,
He escuchado demás y me queda tanto por escuchar,
Porque he llegado a escuchar al mundo  equivocarse –yo equivocándome–
Aunque no he escuchado ningún arrepentimiento –el mío tampoco—.
Sin embargo, también he escuchado música.

Nos engañamos,
Nos prometimos,
Y llamamos 'amor' a eso que teníamos,
Pero del amor sólo sabíamos
Lo que el diccionario decía.

Recuerdos de roturas,
Cicatrices que permanecen,
Impotencia en la ida,
Resignación en la vuelta.
Te sigo queriendo -menos-,
Pero quiero que vuelvas.
No más huidas,
Sólo besos por constelaciones,
Y mariposas en nuestro alrededor.

He sido indecisa,
He errado como nadie,
No sabía si te quería
O sólo había deseo.

Disfrutaba recorriendo tus lunares,
Besando tus miedos,
Y abalanzándome a tus heridas.

Quise recomponer pedazos -míos o tuyos-,
Encontrar tu alma pérdida
Y hacerte sentir vivo.

Pero no sabía si te quería,
Corrí a otros brazos,
Errando el presente
Y cambiando el futuro.

Vivimos esperanzados con que quieren recordarnos nos recuerden;
que los que se fueron en el ayer, vuelvan;
que los errores del pasado justifiquen los hechos;
que la ceguera emocional se destape con revuelos;
que su voz deje de ser un eco que me  ametralla;
que el dolor con el resentimiento se evapore;
que las promesas se cumplan y no sean palabras que se dicen en momentos puntuales
Y por último, que "siempre" tenga una cantidad de tiempo aproximada para que el corazón se haga a la idea.

Nos aferramos a los recuerdos. Abrazamos los pedazos rotos de nuestro pasado imaginado finales felices para nuestras historias destruidas.

Buscamos olores conocidos, sentimientos ya encontrados perdiendo la fe en que alguien supere a otro alguien. Y así nos encontramos: rotos y destruyendo a cada corazón alegre que nos ronde.

Somos ciegos que no vemos -o no queremos ver- a alguien más  aparte de la persona que nos destruyó.

miércoles, 21 de octubre de 2015

martes, 20 de octubre de 2015

Un anciano arruga los labios y coloca un cigarrillo, intenta encenderlo en mitad de la lluvia. No intenta protegerse, se ata a la nicotina como yo a ti.

Un pareja comparten paraguas en mitad del murmullo de gente que corre hacia sus casas. Ella sonríe feliz hacia el frente y él vuelve el cuello para mirarle el culo a otra chica.

Alguien llora en un banco y nadie le mira, está sola y sólo se escuchan sus sollozos.

Y yo siempre con la misma canción y no me percato de cuando empieza o cuando acaba. Ando algo perdida y sólo busco encontrarme.

domingo, 6 de septiembre de 2015

"Nosotros solíamos vivir los días lluviosos de una forma peculiar. Nos pasábamos el día tirados en la cama poniéndonos al día con nuestras lecturas pendientes. Solía ponerme su camiseta del Capitán América y de cualquier otro superhéroe —me gustaba como olía a él — mientras que él leía con las gafas en la punta de la nariz y su mano izquierda en mi muslo derecho.

No nos limitábamos a leer, sino que entre página y página siempre había besos, caricias por debajo de los libros y en demasiadas ocasiones dejábamos los libros en nuestras mesillas de noche o en el suelo de nuestro dormitorio para crear nuestra propia aventura debajo de las sábanas"




(Adivinad a que puede pertenecer esto)

lunes, 24 de agosto de 2015

Rotos

Siempre está la posibilidad de que nadie pueda imaginarse el peso que llevas a la espalda. Existe la opción de que seas una fachada de carmín rojo y un vestido ajustado o que te escondas entre ropa ancha. Puede que intentes huir entre libros o en camas ajenas pero aún así sigues estando igual de rota.
Puede que no te rompiera una sola persona, sino que te rompió un ejercito cargado de desamor o  el conjunto de todas esas personas que siguieron de largo dejando la esperanza de volver. Piensas que ahora eres los pedazos de cada caída que no supiste reponerme, o simplemente puede que palabras ajenas tus actos me destrozaran; pero eso aún no lo sabes. Eres cociente de que todo te deja pequeñas cicatrices que intentas disimular -y no lo consigues- . 
Te ha derrumbado cada mentira, cada decepción y cada preocupación; y aún así, sigues pensando que no pasa, que todo es normal o que ya vendrán tiempos mejores.
No quieres asumir que vives en un eterno círculo que no remueve tu pasado con tu presente y cambia tu futuro. No te atreves a abrir los ojos y asumir que todo aquel que te rodea es una persona tóxica, que tarde o temprano te abandonará, te mentirá -ninguna mentira es piadosa- y te decepcionará. Recaerás en la oscuridad, asumirás las nuevas cicatrices y seguirás como si nada hubiese pasado. Sin embargo, sabes que ha ocurrido.


Vivirás siendo una persona rota, siendo cachos de los errores de los demás. Mentirás diciendo: ''Estoy bien", decepcionarás ocultándote y abandonaras porque saldrás corriendo antes de que nada empiece. Te darás cuenta que tú también rompes, que eres una persona tóxica porque te destrozaron. Y lo peor de todo será que aún añoraras tu antiguo tú y cada buen momento. 

viernes, 31 de julio de 2015

"Llevo tu camiseta,estoy metida en nuestra cama intentando seducirte otra noche más"

Recuerdo que se fue poco a poco sin que los dos nos diésemos cuenta. 
Un día se levantó y no hizo café para dos; ahí me di cuenta de que algo iba mal pero intenté arreglarlo con un zumo de naranja. Puede que una señal fuese cuando estaba metida en nuestra cama con su camiseta favorita, despeinada, leyendo y no quisiera arrancarme el tanga de encaje con la boca, sino que se metió en nuestra cama, se acomodó de lado mirando hacia la puerta y apagó la lamparilla de noche. 
Lo noté distante, me sentí invisible y sólo sabía ir detrás preguntando que qué pasaba y obteniendo como respuesta: "Tengo mucho lío en la oficina, es estrés. No te preocupes, cielo" y a recibir un triste beso en la frente. Me terminé acostumbrando a que entre nuestros cuerpos sólo hubiese aire y no el sudor que solíamos encontrar. Intenté seducirle paseándome medio desnuda por nuestro pasillo, dejando la puerta del baño abierta mientras que me duchaba o simplemente le buscaba, pero solo conseguí que me evitara más, que sus manos dejaran de subir por mis caderas.
Nunca pregunté porque se ibas cada día antes y por qué volvía después de la hora de la cena, no me atreví a asumir de que todo estaba colgando de un hilo y que el final de algo que me hizo inmensamente feliz llegaría. 
Estaba completamente atada a él, le amaba y hacía años que dejé de quererle, así que fue una putada el día que me dijo: ''Esto está muerto y yo no puedo más"levantándose de la silla a la vez que le daba un puntapié, sentí que la tierra me tragaba y que el cielo se me venía encima, me empezó a costar respirar y sentía que mis mejillas me ardían. Tenía ganas de gritarle, de decirle que era yo quién moría en silencio por el simple hecho de oler su jodido perfume,pero no hubiera cambiado nada. Me limité a callarme, a repartir los libros de la estantería -se llevó uno mío- y ver como hacía la  maleta. 

martes, 14 de julio de 2015

Siempre buscó cura al dolor en camas ajenas,
se desabrochaba la blusa al compás de besos en el cuello, 
y se bajaba las bragas con el mínimo remordimiento.

Rebuscaba en el sexo sentimientos que no sentía 
enredada de un placer vacio, 
movía sus caderas, besaba y rasgaba cada poro.

Removía su fuego interno buscando sensaciones vividas,
Se rodeaba de frio, soledad y un mundo gris que arruñaba sus entrañas. 

Hablemos de lo que pasa cuando dos almas se encuentran.

"Lo conocí entre quejas de unos versos mal escritos. Sus ojos agua marina se recorrieron las pecas que rodeaban mi nariz, y se posaron en mis ojos verdes escondidos tras unas gafas de pasta marrones. Cuando descubrí su mirada no pude evitar morderme el labio inferior; nunca antes había visto a alguien como a él –él es diferente al resto- .

Tenía los labios finos entre una barba de dos días, su pelo le llegaba hasta los hombros y era de color de las hojas del otoño y tenía la mirada más expresiva que nunca antes había visto. No recuerdo que llevaba puesto, solo recuerdo unas pulseras de cuero en su mano derecha y que sostenía un cuaderno de notas de color marrón.

Ese día fue extraño. No me perdí entre los aromas del café, ni en los libros nuevos de los estantes de la cafetería. Sólo busqué una mesa escondida para dejar de ruborizarme con cada mirada. 

Era tarde de micrófono abierto, hoy se juntaban los proyectos de artistas para intentar deleitarnos con su música, sus versos o su gracia –no todos los conseguían-. Me gustaba ver como no era la única persona que adoraba las letras e intentaba crear arte con ellas, pero yo no soy lo suficiente valiente para desnudar mi alma delante de unos cuantos ojos desconocidos. Pero parece ser que él sí, él se levantó de su mesa y cogió su guitarra; empezó a tocar un par de notas semejantes y empezó a recitar unos versos; consiguió con tres simples versos sin ningún tipo de estructura que se me retorciera el estomago, y sentí como volvían las golondrinas de Bécquer." 

jueves, 9 de julio de 2015

 




"Si me llamas,  
y avisamos a nuestros amigos
y celebro mi vida contigo."                                          


  

En ruinas siempre en ruinas

En ruinas siempre en ruinas,
sufriendo una guerra interna 
moviéndose por el deseo,
queriendo querer 
y buscándose en camas ajenas.
                
Así era él –así lo recuerdo yo-.
Se metió en mis sábanas
Palabreando planes de futuro,
Citándome versos de Neruda,
Y bajándome las bragas con besos en el cuello.

Y se fue de la misma forma,
Palabreando excusas,
Usando citas sin sentido,
Y bajándole las bragas una rubia de falda corta.

Yo le quería,
Él no entendía porqué
Y se fue para buscar “porqué’s” en camas ajenas.



lunes, 6 de julio de 2015

El mundo sigue girando



Y de repente sientes que has quemado otra etapa. 
Pierdes a alguien, porque se fue, 
Porque te echó o porque le echaste, 
Cuesta adaptarte, parte de ti quiere vivir como antes. 




jueves, 25 de junio de 2015

Él siempre volvía para despedirse.

Regresaba para volver a irse,
Me envolvía con sus andares de soñador
Y su mirada de "repara- corazones".
Se marchaba para quedarse,
Volvía apestando a perfume caro
Y con medio cigarrillo en los labios –adoraba esos labios –
Volvía y le dejaba las puertas abiertas del paraíso,
Se marchaba y yo me quedaba en la espera del reencuentro.
Venía, se iba.
Era un búmeran que volvía con mi felicidad.
Confundía, aturdía y me gustaba;
Él buscaba otras caderas a las que aferrarse,
Yo buscaba el lunar de su cuello.
Pero él se marchó, y no volvió.
No hubo ningún orgasmo de despedida,
Ni un "adiós" entre gemidos,
Se fue para no volver,
Me aferre a su recuerdo
Recordando cada reencuentro.

jueves, 11 de junio de 2015

Otra noche más se dejó desear.

Otra noche más se dejó desear. Empezó quitándole el pelo del cuello y besándola lentamente mientras que sus labios dibujaban la línea de su clavícula. La respiración de ella se aceleraba mientras que buscaba sus labios, lo besaba sin rozarle y le mordía el labio inferior con una fuerza arrebatadora. Ambos se dejaban llevar por el ardor que sentían, la ropa les estorbaba y sólo buscaban tenerse cerca. Mientras que ella lo buscaba de una forma enloquecedora, él la cogía de la cintura por debajo de su camiseta ancha, la acercaba a sus caderas –cadera contra cadera- , dejaba viajar sus manos hacia sus glúteos y los agarraba con fuerza. Ella no podía contenerse, necesitaba dejar de rozar la tela que le cubría, le quito la camiseta y acarició cada centímetro de su abdomen. Comenzó a rasgar cada centímetro que la camiseta le dejaba, pero él necesitaba más; Se despidió de su camiseta, de su sostén creando en ella una sensación de libertad y a él de deseo. Él volvió a su cuello y empezó a recorrer cada poro hasta su bajo vientre. Ella se mordía el labio y resoplaba levemente. Se deshizo de sus vaqueros ajustados y su culot de encaje negro –Él disfrutaba de ella y ella de él- . Sin reparos él se quitó la única barrera que les quedaba.
Ella sintió cada centímetro de él y él descubrió todo de ella. Ambos se besaban, se mordían, se rasgaban, se escuchaban y se sentían. Sudaban como locos y en cada segundo perdían más la cordura. Actuaban sin desenfreno pidiendo más del uno al otro. El placer llegó a ellos.
Ella se quedó dormida en su hombro, él miraba como dormía. Vio como la respiración de ella era cada vez más calmada y más profunda. Él salió de la cama, se vistió en el silencio de la noche y se fue.

lunes, 1 de junio de 2015

25 de marzo.

Otro día más en el que me miro en el espejo y no sé ni a quien veo. Voy girando lentamente mientras que me observo en cada uno de los ángulos en los que me pueda apreciar; veo una chica de estatura media, con unos ojos pequeños marrones siempre delineados, unos labios gruesos pálidos. No entiendo la manía que tengo de ir siempre despeinada y con carmín rojo. No me quedan bien las gafas de pasta pero aún así me las pongo a diario – Tengo miedo de sacarme un ojo poniéndome una lentilla- . Tampoco es que destaque mucho mi forma de vestir, siempre igual, un vaquero, camiseta de manga corta ancha y las primeras deportivas que encuentro.
Tengo la manía de llegar a clase cuando el profesor ya ha empezado a dar la lección; y cuando quedo para cenar siempre llego tarde a los entrantes. Siempre me trabo al hablar sino tengo confianza, me suelo callar cada uno de mis sentimientos, me suelo romper y arreglar yo sola –parezco un mecánico del alma-. Suelo perdonar aunque no olvide y eso hace que me coma por dentro. Suelo creerme las mentiras aunque duelan y ayudar a que esas mentiras sean más creíbles. No confío en mí, confío en todos y todos siempre decepcionan. Soy insegura, vivo en un constante “quizás” que me lleva por el camino de la amargura. Suelo perder a personas y luego arrepentirme de ello, suelo echar de menos a cada persona que ha pasado por mi vida en pequeños momentos puntuales de mi día a día.
Hoy bajaba a la parada del autobús como siempre con la música reventándome los tímpanos y con las gafas de sol que me tapan las ojeras que aumentan por noche que pasa. Hoy hacía más frio de lo normal, pero no me importaba. Me monté en el autobús, como siempre aprovechando el asiento vacío del final  y saqué mi libro de la mochila y me puse a leer. Como siempre elegí un libro que no me creo ni yo que eso pueda pasar – nadie llega para quedarse para siempre- . El autobús va llenándose en cada parada y solo encuentro miradas fijas al móvil o miradas de reojo, parece que es malo mirar fijamente a alguien.
El autobús llegó a la universidad, parece que todos vamos al matadero,  todos solos y de uno en uno –alguna pareja rezagada se encuentra y se besa- . Es extraño llegar a clase, sentarse y sentirse incómodo. Es raro como gente se saluda con afecto mientras que tú te aferras al móvil mirando con desgana las redes sociales –Echo de menos conversaciones de verdad- . Me pasé las siguientes cuatro horas intentando mantener la mente en blanco, haciéndome creer que me enteraba de algo de lo que se explicaba y garabateando en un folio en blanco.
Cada vez que cojo el autobús es la misma situación, el mismo sitio, solo que hay algunas caras nuevas y puede que tenga un libro diferente, pero por lo demás es completamente igual. Vivo una vida llena de monotonía, nada cambia y todo avanza a un ritmo lento. Tengo ganas de tener treinta años, saber todo lo que he conseguido –Puede que no sea nada- y en qué me he llagado a convertir. Puede que viva en un pequeño apartamento de una habitación y una librería que ocupe cada centímetro de la pared, puede que ese pequeño apartamento haya margaritas encima de la mesa del comedor y este en una céntrica calle del casco antiguo de una conocida ciudad.
Soy soñadora, imagino tanto mi futuro que cada vez se idealiza más y más inalcanzable es. Solía ser enamoradiza, no me costaba querer a las personas pero creo que fueron las heridas y el miedo – o eso me dicen-  lo que han hecho que deje el amor para los libros y me vuelva cada vez más fría, tan fría que me quema ser así. Hubo una época hasta en la que me quería, me gustaba ser quien era, no tenía ningún tipo de complejo y si lo tenía no le daba la mínima importancia, aunque las demás niñas sí me encontrarán más defectos, yo era feliz – Así era yo con cinco años-, ahora me planteo que sí tenían razón, que yo era quien se equivocaba y no ellas. Actualmente tengo una visión muy pesimista de mí, me odio como nunca querré a nadie pero aún así no me considero mala persona, me considero algo subnormal pero poco más. La verdad siempre he intentado querer a quienes me quieren y no odiar a los que me odian; me gusta ver feliz a las personas que me importan y siempre actúo como actuarían conmigo. Puede que por esto me lleve tantas decepciones porque llega el momento en el que te das cuenta que ellos no harán lo que le gustarían que le hiciese –en ese momento crees menos en la sociedad y en ellos- y por cada día que pasa el egoísmo de una persona crece.
Llegué a casa, como siempre no llevaba las llaves y toque el timbre. Mi madre abrió la puerta con el delantal puesto y mi plato ya estaba puesto encima de la mesa. Siempre  todos comemos juntos y hablábamos de cómo nos había ido el día a cada uno. Mi hermana pequeña se queja de los deberes que tiene que hacer, mi madre de que la casa está patas arriba, mi padre del trabajo y el perro de vez en cuando emite un ladrido. En realidad, me resulta extraño no tener  a mi hermana mayor en la mesa y eso que hace unos tres años que se casó y se fue. Somos una familia bastante unida, no hay muchos secretos entre nosotros y donde esté uno, estará el otro. Quiero a mi familia; y ellos, creo que me quieren a mí. No solemos mostrar nuestros sentimientos pero nosotros nos entendemos. Creo que nosotros tenemos la suerte de elegir a quien queremos tener cerca y a quién debemos darle nuestro tiempo, pero a la familia no, naces impuesto en un grupo de personas que te quiere nada más nacer y tú los quieres a ellos de forma incondicional –No hay otro amor más puro-.
Siempre termino encerrándome en mi cuarto. Soy algo antisocial aunque no me gusta estar sola. Me cuesta mostrarme cómo soy y no me gustan los desconocidos pero siempre quiero tener gente a mi lado. La verdad que no sé si tengo los mejores amigos o no, tengo amigos; una está lejos pero es como si estuviera a mi lado cada vez que la necesito –Skype hace milagros-; por otro lado, está mi alma gemela, mi copia en otro cuerpo, nos leemos la mente con una sola mirada –la convivencia nos hace ser una-; luego tengo al cercano que se distancia y echa las culpas a los kilómetros que no son más de treinta; y por último, tengo a la amiga con la que no me hablo pero que ambas sabemos que estamos una para otra, pero lo bueno siempre se rejunta, y eso hacemos juntarnos y querernos –siempre la misma historia, siempre un comienzo que no vivió un final-. Creo que ellos son los que más presentes tengo, pero también tengo amigos que me escuchan e intentan entenderme, otros que viven su vida pero no dudan en irse de fiesta conmigo y luego están los que me paso la vida peleándome y arreglándome –No   se me dan bien las relaciones-.
En realidad, creo que soy fácil de olvidar o de sustituir. He sido objeto de entretenimiento, he sido una ayuda para superar y olvidar, me han remplazado o simplemente me han dejado. He querido de verdad y se han ido con otra persona -no hay mayor dolor que ese- , me han ilusionado  para hacerme daño o no correspondían. También me han querido y yo he querido pero nada funcionaba; y me han llegado a querer y he sentido impotencia por no querer igual. He hecho daño cuando no quería y espero que también me hayan hecho daño sin querer. Y aún me explico porque me acuerdo de cada una de esas personas y como he perdonado el daño que me han hecho alguna de ellas. Supongo que todo esto haya hecho que sea como soy: cada día más fría, con una coraza que no deja a nadie pasar y temerosa de que le vuelvan a hacer daño.
Como siempre me puse a leer tirada en la cama, con los pies en la pared y los cascos puestos. Suelo escuchar música estridente y leer libros que hablan de corazones rotos. Creo que tengo una debilidad por los corazones rotos, creo que son los únicos que podrán querer de verdad. Suelo enamorarme de lo que me hará daño y renuncio a lo fácil, a lo simple y a lo que me haría feliz de cualquier forma –supongo que soy amante del dolor- . Me decepciono fácilmente y olvido despacio. Me mata querer cuando me han olvidado, odio soñar con algo que ya acabó. He visto como me han dejado sola, como me han dejado convertirme en hielo y nadie ha intentado evitarlo.
Siempre me he planeado querer de una forma loca e intensa pero eso no es algo que se plantea, sólo surge. Pero nunca surge, nadie me echa de menos y eso llega a ser relativamente triste. Todos necesitamos sentirnos necesarios –o al menos yo- y todos necesitamos a alguien; vivimos en una dependencia eterna, vivimos atados a una persona independientemente de que nos quiera o no –o yo al menos sí-.
Empezó a oscurecer y me empezaba a ahogar en mis propias emociones. Tengo una libreta que suelo llevar conmigo, creo que con ella he pagado mis mayores furias y desengaños; En ella también están mis poemas favoritos y cada plan de futuro con su pro y su contra. Ya voy necesitando una nueva, demasiadas emociones contradictorias tiene ya.
Me gusta ducharme con el agua ardiendo ya sea verano o invierno, para mí no hay mejor sensación que sentir como el agua cae y me moja poco a poco. Puedo pasarme horas en la ducha con la música puesta cantando para mis adentros. En la ducha suelo sentirme algo más libre de lo normal, me relaja, me gusta llorar mientras que el agua cae sobre mi cuerpo y pensar. Pienso que tarde o temprano todo el mundo me terminará decepcionando. Nadie valora el tiempo que les llegas a dedicar o todo que eres capaz de perdonar y olvidar por alguien que quieres. Me he llegado a rodear de personas egoístas que han preferido perderme cuando les he dado todo y más, personas que no se han dado cuenta de cuantas veces me he perjudicado por ellas y como aún así le he ofrecido una mano para ayudarles cuando no tenían a nadie.
He estado sola con la sensación de abandono cuando más necesitaba en alguien. He tenido momentos donde todo me superaba y podía conmigo; me he pasado días a oscuras  planteándome como seguir adelante, esperando que alguien llegase y me diese un simple abrazo sin preguntas, pero nadie aparecía. Quiero pensar que no todo el mundo tiene la capacidad de ayudar a los demás y soy imán para ese tipo de personas. También puede ser que yo tampoco estuviese cuando me necesitarán, que defraudará e hiciese daño, pero de cada error que cometí, me arrepiento. Evito hacer el daño que me hicieron a mí, y así me encuentro, viendo como todo sigue su rumbo y yo sigo igual.
Mi hermana pequeña ya me estaba dando voces de que la cena estaba lista, baje con el pijama puesto y el pelo mojado. Solemos cenar las dos solas, mis padres suelen cenar más temprano que nosotras. Siempre cenamos viendo la televisión y peleando porque canal vemos. Yo parezco la niña pequeña que no madura, que no cambia, que sigue viendo los dibujos animados a todas horas pero bueno, no puedo forzar lo que hay. Echo de menos vivir sin preocupaciones y odio vivir con regomellos constantes. Todo era demasiado fácil cuando solo debía de jugar con plastilina.
Me gusta ver películas por las noches y no me importa si se me hace de madrugada. La verdad que los libros, el cine, la música y la fotografía es lo único que me hace desconectar y no hace que me destruya a mi misma o sí. La verdad que no lo sé, esto es demasiado extraño para mí porque hay demasiados momentos en los que no sé ni quién soy, ni quien quiero ser y menos quien llegaré ser.
Suelo dormirme después de haber dado muchas vueltas en la cama, no concilio fácil el sueño últimamente y hoy me costaba el doble. No suelo recordar mis sueños y estos suelen ser bastante extraños, pero no me importa porque no son reales. Nada es tan real como esto, como soy realmente yo, y el manojo de inseguridades y miedos que me he llegado a convertir con los años.

viernes, 22 de mayo de 2015

Caos

Nos hemos roto en tantos pedazos que no nos encontramos. Tú eres norte y yo sur. Yo soy oriente y tú occidente.
Estábamos tan esparcidos que no había forma de unirnos. Puede que por eso tú seguías tu camino y yo daba tumbos sin sentido buscando a alguien que me reconstruyera. Alguien que recostruyera el destrozo que tú provocaste, porque eso  es lo que ocurre cuando juntas el orden y el desorden, se puede crear el mayor caos existente.

jueves, 21 de mayo de 2015

Todo tiene que ver contigo.

Yo no colecciono sellos, yo colecciono cada una de tus miradas.
Yo no paseo por el campo, yo paseo por el cielo de tus caderas.
Yo no bebo en copas de cristal, yo bebo en tus labios.
Yo no juego con muñecas, yo juego con los mechones de tu pelo.
Yo no duermo para soñar con ángeles, yo duermo para soñar contigo -mi ángel-.
Yo no grito lo que siento, yo lo susurro a tu oído.
Yo no reconstruyo ciudades, yo reconstruyo tu corazón roto.
Yo no imagino un futuro, yo imagino un presente contigo.
Yo no sé que me espera, yo sé que me esperas tú para cenar.
Yo no escucho musica, yo te escucho gemir a mi espalda.
Yo no pinto cuadros, yo pinto los lunares que tienes en tu cuerpo.
Yo no escribo a las musarañas, yo escribo a los recuerdos.
Yo no vivo por mí, yo vivo por ti.
Yo no quiero a nadie, yo te quiero a ti.

viernes, 15 de mayo de 2015

Terceras oportunidades

Hacía tres años que no me encontraba con él de frente, demasiado tiempo sin miradas de reojo y sin morderme los labios para contener las ganas de besarle. 
Puede que yo naciera para quererle todos los días de mi vida. Puede que yo naciera para recordar como me desabrochaba la camisa y como se aceleraba su respiración. Lo mismo debo de tener presente como recorría mi cuerpo con sus labios o como yo arañaba su espalda. 
Y es que puede que me aferro demasiado al pasado porque aún sigo necesitando que me mire a los ojos cuando estaba desnuda enfrente suya o que me bese en los labios sin saberlo. 
Pero nos llegamos a dar cuenta de que las segundas partes nunca fueron buenas, pero ¿quién dijo que las terceras partes serían malas? Así que no perdía nada por besarle otra vez, no perdía nada por dejar que sus manos se deslizaran por mi espalda hasta llegar a mi muslo, no pasaba nada por volver a sentirlo entre mis piernas.
Bueno sí pasó algo, ahora creo en las terceras oportunidades, creo en él y en que nací para quererlo. 

domingo, 10 de mayo de 2015

Ofrecí poesía a cambio de nada

Tú querías más de lo que te podía dar y eso hizo que te fueras sin intención de volver.
Yo te ofrecía poesía, te ofrecía una banda sonora solamente para ti, te proponía viajar sin salir del sofá o de la cama, te di noches que se volvían en amaneceres, abandoné mis miedos por ti, te regalé mis sueños para que fueran también los tuyos y convertí los tuyos en míos. Te proponía huir y perdernos mientras que tú  buscabas una brújula y un mapa, te intentaba despeinar mientras que te besaba pero deslazabas mis dedos de tu pelo. Te entregue toda mi fe, todo mi deseo y todas mis ganas para que tú no le dieras importancia. 
Te ofrecí café por las mañanas acompañado de besos lentos, te di la oportunidad de conocerte a ti mismo, de conocerme a mí y puede que te regalase a mí misma. 
Mientras tanto yo sólo te exigía amor mientras te dedicabas a leer el periódico, y es que era lo único que hacías, leer el periódico mientras que rechazabas la poesía, el sexo salvaje, y a mí.

viernes, 1 de mayo de 2015

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Deslicé lentamente mis dedos por su columna vertebral dibujando un arco perfectamente lineado de abajo a arriba. Acaricié los tres lunares de su hombro derecho, noté como su vello se erizaba cuando mi respiración se aceleraba mientras me acercaba a su cuello. Rocé con los labios su cuello y noté como se estremeció acto seguido.
Aún recuerdo nuestra primera noche juntos. No recuerdo si fuimos movidos por la atracción y la lujuria o por la cantidad de alcohol que llevábamos en vena. Esa noche no podíamos parar de besarnos para desnudarnos. Terminó rompiéndome la cremallera de la falda ajustada y quitando con desesperación los peluches de mi cama. Cómo se nota que en esa época eramos unos simples adolescentes que vivían con sus padres y se dejaban llevar por las ganas. Nos dejamos llevar tanto por las ganas que no nos dimos cuenta de que mis padres acababan de llegar a mi casa hasta que no empezaron a vocear mi nombre. Acto seguido todo el calor desapareció, terminé escondiéndolo debajo de mi cama y vistiéndome como alma que lleva el diablo. Así fue nuestra primera noche juntos, el durmiendo debajo de mi cama y temiendo que nos descubrieran. 
La verdad que ese día estaba al borde de la taquicardia pero ahora, cinco años después, creo que es lo mejor que me paso en mi vida. Llega el momento en el que te das cuenta que necesitas a alguien de una manera intensa y pura, que te da igual fallar o equivocarte si tienes a alguien que te apoyen o que te deja de importar cometer errores si él los comete contigo. Te das cuenta que la intensidad con la que se deseaban dos simples adolescentes sigue presente, y que cada beso es más cercano al anterior y que cada 'te quiero' es más real que el último.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Pequeño infierno

Con el tiempo comprendí que era más feliz en tu pequeño infierno particular. Preferí discutir contigo mil y una vez, llorar por resignación, odiar tu manía de arrugar la frente cada vez que leías el periódico y escuchar tus regomellos de que ya conocías cada chiste que leías. No sabes como me llegaba  molestar el olor de tu cigarrillo a las siete de la mañana y tu manía de echarme el humo a la cara, solo para ver como te mataba con la mirada.Me daban ganas de estrangularte cada vez que me decías que parecía una ratón mientras que hacía crucigramas tirada en la cama. Odiaba que me hicieras cosquillas, sabías que perdía el control y aún así tú, aprovechabas cada instante en el que estaba distraída para verme tirada en el suelo con la cara roja, apunto de explotarme de la risa. Y hasta un día empecé a plantearme salir de ese apartamento céntrico de cincuenta metros cuadrados cuando vi que te dejabas la tapa del váter levantada. Pero a pesar de eso, amaba tus idas y venidas, estaba completamente enamorada de tu manía de hacerme reír a todas horas y sacarme una carcajada costase lo que costase; y puede que, por eso mismo, sea a día de hoy más feliz en tu pequeño infierno que en el mismísimo cielo sin ti. 
Un día te levantas y te das cuenta que tu mayor caos, es tu mayor necesidad. 

martes, 17 de marzo de 2015

Puede ser o no.

He querido un millón de veces y no he arriesgado ni una; no sé si será por el miedo a perder lo que ya está perdido o el miedo de tenerlo y mandarlo a tomar viento..
Puede que cada día me supere en testaruda, que no me gusten las ataduras y que mi armadura sea cada vez más gruesa. Creo que a lo mejor, es que mi mayor problema soy yo, yo y mi manía de ser extremadamente rara, mi forma de cerrarme y de dar todo por perdido a la primera.

lunes, 9 de marzo de 2015


Somos como pequeñas granadas,
que cuentan una marcha atrás cada día.
Y cuando explotan, vuelven a contar.

sábado, 14 de febrero de 2015

Un día de estos.

Puede que un día de estos te vea esperando en una mesa de mi restaurante favorito; comenzaremos con el postre y sonará música de fondo, da igual que tipo de música sea como si es música clásica o una balada de Extremoduro porque no le prestaré la mínima atención. Reiremos, hablaremos, nos acariciaremos por debajo de la mesa, sentiremos que los dos estamos solos y me olvidaré hasta de que hora es, o de cuantos platos llevamos. 
Saldremos a la calle, nos caerán por los hombros unas finas gotas de lluvia helada, pero aún así decidiremos ir andando hasta tu apartamento, saltaremos los charcos, esquivaremos a los coches y a los peatones que huyen de la lluvia mientras que nosotros vamos sintiendo como se moja cada poro de nuestra piel.
Llegaremos empapados, encenderás la chimenea; me sentaré en la alfombra de pelo mirando el fuego, me servirás una copa de vino tinto y esperaras que deguste el primer sorbo para besarme y morderme el labio inferior,nuestros cuerpos se abrazarán y se tumbaran poco a poco, beso tras beso;  me agarras el muslo izquierdo con la tu mano derecha, te morderé el labio, te besaré el cuello, me quitarás la ropa de una forma lenta pero ansiosa, besaras cada poro de mi piel, rasgaras todo centímetro de mi cuerpo que este  a tu alcance, ahogarás mis gritos y me harás sentir cada centímetro de ti. Nos miraremos a los ojos y sudaremos como locos, te clavare mis uñas en tu espaldas y sonreirás.


viernes, 6 de febrero de 2015

Aprieta y no ahoga.

Vivo con una soga en el cuello que cada día aprieta más, ahoga y oprime pero aún así me deja viva. Viva pero cada día mas rota, roturas que no cicatrizaran y que no se olvidan por más que se intentan borrar. Porque todo el dolor vuelve a brotar y aveces duele más de lo normal. Puede que mi vida cada día se inestabilice más, que puede que la mejor solución no sea encerrarse y evadirse sino que plantar cara a todo lo que viene por delante. Me doy cuenta que ningún camino es fácil, me doy cuenta que cada opción que elijas tiene sus consecuencias, que puedes ver que el invierno se vuelve en un infierno y el verano en infierno. 
Es triste darse cuenta que todo el mundo solo piensa en sí mismo y que solo te quieren para resolver sus propios problemas sin importarle lo rota que yo esté. Pero siempre me toca aguantar a cada golpe y disimular que no duelen. 
Ahora mismo no me sale ni la voz, siempre hay miedo que se vayan personas que han formado parte de ti, que te han ayudado a romperte más y no han valorando que estuvieras ahí. Pero lo mejor es ir a quien te trae más problemas de los que tienes. 

miércoles, 28 de enero de 2015

''...''



Hoy te noto más rota de lo normal, hoy tienes los ojos más llorosos más llorosos de lo costumbre, hoy tu sonrisa esta más torcida que los últimos días, hoy tu voz no tiene ese alegre tintineo. Hoy andas cabizbaja, estás como ausente, te veo pero sé que no estás aquí, no sé que te pasa, pero sea lo que sea se ve que te ha hundido de verdad.
Es triste ver como tu sonrisa se apaga a la vez que pasa el tiempo y no llego a entender porqué das tanta importancia a algo que no lo tuvo. No comprendo que te rompas con un simple adiós y que te refugies en ti misma, encerrándote para que nadie pueda ayudarte. De verdad, no consigo entender que no quieras recomponer los pedazos en los que te rompiste. 

domingo, 11 de enero de 2015

Espera

Esperas que el resto sea como tú, que actúe como tú, que luche como tú luchas pero no es así, siempre se puede tirar la toalla antes de intentarlo, siempre se puede dejar ir todo sino dan motivos para seguir hacia delante, siempre cabe la posibilidad de que se pierda todo y que nunca vuelva. 
Puede que ahora se este dando el caso, de que luchar por algo inexistente sea una verdadera perdida de tiempo, que es mejor dejar todo ir y que si algún día vuelve es porque tiene que ser así. 
Nadie actúa como actuaría otra persona, sino que actúa como piensa que debe de hacerlo. Puede que pidas algo que tú no haces, puede que quieras algo que no tendrás pero son cosas que no puedes evitar; es más fácil desear que luchar y pedir que hacerlo aunque muchas veces sólo dan como opción la fácil. 

viernes, 2 de enero de 2015

Perdemos los dos

Allí estaba ella sentada dándole la espalda al mundo, mirando la puesta del sol con los auriculares puestos y escuchando la canción más estridente de su lista de reproducción. Él llegaba, la vio como siempre tan inmensa en su mundo, estando sin estar, se sentó a su lado, mirando hacia adelante. Ella le miro, se quitó los auriculares y forzó una sonrisa.
-Es bonita, eh - Dijo ella derrochando alegría cuando más rota estaba.
-Sí, bueno, hay mejores. ¿Qué querías decirme?
-¿Se acabó todo?- dijo ella mirando hacia adelante, viendo como el sol se escondía poco a poco y mirando los tonos naranjas del cielo.
-Sí, sabes desde hace un tiempo que no hay vuelta atrás, que los errores se pagan, que todo se tiene su consecuencia, y esta es la suya.- Él lo hizo con la voz casi rota, aún no creía que todo se acabará ahí que ese iba a ser el final de los dos.
-Todos cometemos errores, solo que algunos deciden perdonarse y olvidarse, y otros no. Sabes perfectamente lo que pienso, sabes como era mi situación y lo que estaba pasando. Me conoces mejor que nadie, si no me quieres como antes puedo hacer que me vuelvas a querer. Todo está en tu mano, en si confías en mí o no.
-No puedes hacer ya nada, Nada puede cambiar
Ella suspiro, notó como sus ojos se llenaban de lágrimas y sólo le pudo preguntar: -Entonces, ¿qué hacemos aquí?
-Darle final a algo que estuvo bien- Él lo dijo con un tono tan frio que era como cuchillas le que traspasaron el corazón a ella.
Ella se levantó, se dio la vuelta, y le dijo: -Yo pierdo, tú pierdes, perdemos los dos- Y se fue.