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lunes, 8 de julio de 2019

Ha vuelto

Ha vuelto
y he temblado como la primera noche
que pasamos juntos.
He sentido que la vida
volvía
y yo bailaba descalza entre cristales,
pero mis pies no sangraban,
ellos rompían
y deshacían los deshechos
del dolor.
Me vi envuelta en el mar
y mi cuerpo giraba con los remolinos
y ascendía cuando subía la marea.
Me vi en las burbujas,
en el fondo oscuro que se quedaba en mis pies
en el las piedras que brillaban
en la luna reflejada.
Ha vuelto
y he sentido el mismo terremoto en el pecho
como en el primer beso
que nos dimos
en mitad de todo el murmullo.
Mi pelo alborotado,
los rizos al aire
el calor en los poros,
las manos llenas de arena
y he sonreído
como la primera vez que escuchamos
el mar juntos.

Ha vuelto
como cuando visitas a tu psicólogo
una vez al mes,
para encontrar la paz
y a mí derrumbarme los cimientos.
Ha vuelto,
pero ambos sabemos
que la única que se quedará seré yo.
Ha vuelto,
y me he mirado al espejo
y vi a esa falsa felicidad
que provoca el falso amor.
Ha vuelto
y por primera vez
he entendido
que el amor es no marcharse nunca.

lunes, 1 de julio de 2019

Le besé más fuerte

El día que me di cuenta que ya no le quería, le besé más fuerte y lloré como si el universo se hubiese derrumbado. Me miré las manos y las vi vacías. No había nada. Solo un pulso más leve y un corazón triste.
Vi las maletas en su cuarto, los libros recogidos, la estantería vacía, y yo había hecho la mudanza de mi corazón. Guardé en viejas cajas de cartón todos los planes que quise realizar juntos. Pero ya no. Recuerdo que ese día vimos el mar por última vez y nos dimos la mano. Ambos sabíamos que era una despedida, pero ninguno dijo "adiós".
¿Y ahora a quién voy a volver a querer? .
¿Quién va a llamarme Arte al desnudarme?
¿Cómo voy a sentirme eterna?
¿Por qué me siento tan vacía desde que no te quiero?
Repetías que era todo dolor y que tú solo podías besarme las heridas, pero acababas entre mis piernas como quien busca un salvavidas. Pero el dolor seguía. El llanto aumentaba. Yo más rota. Tú queriéndome hasta volverme hielo. Un cristal quebrado. Un cuerpo que entrelaza con sus piernas a la explosión final. Un sueño que siempre acaba en pesadilla.
Lloré tanto el día que entendí que ya no te quería.
Me recorrí la ciudad buscando el amor en mitad de la noche.
Pero ya no.
No, mi cielo, ya no.
Yo ya estoy en otras calles buscando otro rumbo.
Miro otras orillas.
Me pierdo entre los naranjos de la montaña.
Te besé más fuerte que nunca y lloré porque sabía que esta vez si era una despedida.