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martes, 27 de diciembre de 2016

Dormir en su pecho.

Sólo tuve que besarte y morderte levemente el labio para que me agarrarás con fuerza las caderas y me acercaras más a tu pecho. Volví a besarte con algo más de descaro mientras que tu me agarrabas los glúteos con fuerza. 
Me girabas levemente y yo estaba perdiendo la razón. Con un brazo en mi cadera y tu otra mano apartando todas las hojas que acumulaba en mi escritorio, sólo tuve que dar un suave salto y para sentarme en él y separar mis piernas. Recuerdo como te miré con deseo y me salió una leve sonrisa. Nos besamos como locos y tú perdías tus dedos en mi pelo, pero tus dedos buscaban la cremallera de mi vestido cuando yo iba desabrochándote el cinturón.
Me sacaste el vestido por la cabeza, me acariciaste el costado y me besaste el cuello. Me abrazaste tan fuerte contra tu pecho que podía escuchar tus latidos. Me miraste a los ojos y yo no pude evitar acariciar tu espalda a la vez que buscaba tus labios.
Jugabas con el broche de mi sujetador -te encanta desnudarme lento y memorizar cada uno de mis lunares- hasta que lo desabrochas y ves lo rápido me deshago de él.
Pasaste los dedos por mi pecho y yo rodeé con mis piernas tu cintura. Me levantaste a la fuerza de un soplido y me llevaste a la cama -nunca dejas de mirarme a los ojos-. Me tiraste a la cama de la forma más torpe y no pude evitar soltar una carcajada. Tus labios recorrieron mi vientre e hiciste desaparecer la única prenda que quedaba en mi cuerpo. Me separaste las piernas y te sentiste como en casa. Y ahí estábamos siendo uno como siempre. Sudando con el eco de mis gemidos, pero siempre acabado diciéndome que me quieres y que esa noche duermo en tu pecho. 

sábado, 17 de diciembre de 2016

Había oscuridad en su camino
y se vistió de dolor
con una pizca de corazón.
Veía como las sombras se posaban en su hombro
palabreando con veneno.
Era demasiado fácil dejarse llevar,
creerse toda aquella blasfemia hecha de amargura,
pintar su vida de negro
y cubrir cada rayo de esperanza.
Eran tan sumamente fácil
que apetecía echar otro trago
y empezar a consumirte por los miedos.
Así lo hizo.
Se empapó de cada mililitro de alcohol,
se bebió cada mal augurio
y comenzó a vomitar realidades teñidas de desamor. 

viernes, 9 de diciembre de 2016

Viva

Hoy he vuelto a sentir que tengo corazón.
La soledad ha elegido aleatoriamente esa canción,
se me humedecen los ojos,
me he acordado de ti
y he escuchado un par de latidos.
Es tu recuerdo lo que me aviva
cuando me estoy muriendo.
Es así, te echo de menos,
pero son tus sombras las que me acompañan
y me dicen que un día quise de la única forma que se puede hacer,
-de verdad-.
Aquí estoy viendo como el dolor bombea mi corazón,
la nostalgia recorre mis venas,
pero estoy viva
o eso me dicen tus sombras.
Siento como el pulso se acelera en mi muñeca
¿Tanto necesito revivir nuestras viejas fotos?
¿Tanto te quiero aún cuando dejé de pensarte?
Pero me das vida
a la vez que me la quitas,
y aunque ya no te lloré
Melancolía me visita al escuchar tu nombre.
No sé si es el amor que me queda
o el dolor que siento por tu ausencia
pero me reviva.
Tú me haces estar viva.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Da miedo acabar con un hilo de voz y no saber decir adiós, pero aquí estamos sin ser capaces de tomarnos las despedidas en serio. Sólo alargamos los finales inevitables mientras que planteamos una barbaridad de propuestas para seguir a flote -que ninguno llevará a cabo-.
Aquí estamos mirándonos sin ser capaces de alejarnos porque pensamos que somos dueños de esta puta realidad, pero no. Nosotros mismos entendemos que alargamos el dolor aunque ya no estamos haciendo daño. Nos faltan fuerzas para cerrar el puño y apretar los labios para comenzar un camino sin buscar al otro al lado.
Que sí, que nos queremos con los ojos cerrados.
Que sí, que hemos visto muchos amaneceres.
Que sí, que tu sombra busca mi cuerpo.
Pero somos sombras que repelan el sol, se esconden en la oscuridad y entre tanta oscuridad se pierden. Nos susurramos alto para encontrarnos, pero no rozamos ni las puntas de nuestros dedos.
Yo te quiero, pero hoy no es nuestro día ni nuestro mes y puede que ni nuestro año.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Sombras

Tápate los ojos cuando veas las sombras aparecer de frente,
ellas van a sonreírte
y te recordarán el placer de que la boca te sepa a sangre.
Te van a mentir al oído,
y excavarán debajo de la piel.

Aprovecharán tus miedos
para encontrar hojas con las que atravesarte el pecho.
Te harán subir y bajar
vivirás en una montaña rusa dónde acabarás vomitando
y no te guardará la espalda.

Construye los barrotes de tu jaula.
Echa el candado
y tira la llave al mar.
Te encarcelará a la fuerza de susurros,
pero echa un trago entre palabra y palabra.

Es una putada
dejar que te parte el alma
una lengua envenenada
con unas manos de espinas,
pero tú eres un necio que no entiende nada.

sábado, 26 de noviembre de 2016

En ocasiones estás triste no por la falta de una despedida,sino que por la distancia que separa vuestros cuerpos. Es tan extraño esto que en el momento en el que susurras un adiós todos tus pedazos se desquebrajan y lloras, pero no lloras por la despedida. Esas lágrimas las producen cada uno de los recuerdos que has vivido y sabes que no habrá oportunidad de revivirlos. 
Ahí estás tú con las lágrimas en los ojos porque ya no te volverá a sacar a bailar aunque te pisará los pies cada vez que lo intentaba. Aprietas fuerte los labios al recordar como vuestras reconciliaciones acababan entre besos y promesas -que no se han cumplido-, pero te olvidas de cada vez que se fue sin abrazarte o cada día que te miró de reojo porque no era capaz de mirarte a los ojos.
Perdonas todas esas pieles por las que viajó en tu ausencia porque lo tienes, ahí al lado, junto a ti. E ignoras cada pequeña mentira que te cortó la voz, porque el amor es así: ciego y bondadoso. 
Estás triste porque ya no te abraza, ni te tapa cuando duermes, pero él era quién te quita la manta.
Recuerdas cada segundo de felicidad que venía de su mano y olvidas todas veces que buscabas un hombro dónde llorar  y no estabas.
Olvidas que las heridas sanan y el corazón puede volver a latir con fuerza, pero estás triste porque se fue y no te dio un beso de despedida. No escuchas a aquellas voces que hablan de que existe el destino o más personas en el mundo, tú te aferras a quién quieres porque sólo duermes si él te da las buenas noches. 
Estás triste y lloras porque la nostalgia te abraza y piensas que valió la pena tanto dolor por un rato de amor. 

jueves, 17 de noviembre de 2016

Me vendé los ojos en el momento que supe que "tú y yo" se congelaría con el paso de la primera helada del invierno. No estaba hecha de despedidas, pero se me encogía el corazón al pensar que entre nosotros habría un "adiós" y sólo nos quedarían miradas de reojo y alguna lágrima al filo de nuestras pupilas. 
Yo no quería irme, pero tenía que soportar el dolor de tu marcha. Que me querías decías mientras que desenredabas tus dedos de los míos. Somos diferentes me repetías, pero no recuerdas cómo encajaban nuestros cuerpos.
No soy chica de despedidas, soy más de verte al día siguiente y besarte como si no te hubiese visto en media década, pero te querías ir y yo no podía retenerte cerca. No sabía que hacer para que usarás mis caderas de salvavidas y sólo quisieras quedarte un día de menos.
Sonreí y fingí que mi estómago ya no revoloteaba.
Sonreí y fingí que no te echaría de menos.
Sonreí y fingí que tu ausencia no me desgastaría el arma.
Pero yo no soy una actriz que actúa bajo los focos de tu mirada cada noche. Yo no puedo decir que me jode que esto se acabé y que no estés cuando se me descosen las heridas.
Lloré y me tragué las ganas de llamarte.
Lloré y al recordar que hay finales inevitables.
Lloré y apreté los labios para ahogar cada sollozo.
Yo no quería despedirme, pero tú ya memorizabas mi cuerpo desnudo mientras que dormía contigo.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Ayer hablé de ti

Ayer hablé de ti, pero no lloré como hacía hace meses. Seguí admitiendo que te echaba de menos, pero fuiste más dolor que alegría aunque sólo recuerde cada día que sonreí porque estabas al lado -porque te tenía cerca-. Sonreí al recordar el amor que te tenía y se me entrecorto la voz al ver que todo ese cariño se había ido con el paso del tiempo. 
Hablé de las lágrimas que cayeron en tus venidas y como se me rompía el corazón en cada despedida en la que yo me negaba a mirarte a los ojos. Vi como el pulso se me paró el día que asumí que no podía más, ¿cómo iba a alejarme de quién quería a milímetros?. No me quedaban opciones ni corazones de repuesto para ver como yo misma me echaba tierra encima y me perdía a mí. 
Se me anudaron las cuerdas vocales al decir que yo te quise, pero tú a mí no. Aún sigue doliendo el amor que te tuve y el que tú no me tuviste, esa desesperación por ser lo que buscabas o creía que necesitabas para ti. Todas esas máscaras que usé para ser para ti lo que tú eras para mí no sirvieron para nada.
Me tiemblan las piernas cada vez que pienso que alguien puede llegar a ser como tú y tú no seas ni un recuerdo; porque creo que lo único que nos une hoy es el pasado que nos ata y el cariño que nos hizo ser nosotros. 
Ayer hablé de ti, pero no lloré. Me di cuenta de que estaba olvidando y poco me quedaba ya de ti aunque aún se me ajetree el estómago cuándo sé que te voy a ver.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Disparos

Caminas esquivando granadas
cada paso que das es en falso
y siempre te tropiezas con el pasado.

Estás en mitad de tu guerra
huyendo de aquello que desconoces
para abrazar más fuerte al pasado.

Ya conoces tus errores,
piensas que sabes desactivar las bombas
que acaban haciendo añicos a tu alma.

No te equivoques.
Siempre cortas el cable equivocado
y todo lo que quieres se destruye.

Tu amor está ardiendo
para ser cenizas
espolvoreadas por el viento.

Estas en el campo de batalla
sin ninguna protección
y estás preparado para recibir la misma bala
una vez tras otra.

Tienes miedo.
No sabes cómo será esta herida,
no sabes cuanta sangre brotará.

Pero ahí estás,
con todo el pecho desnudo
para repetir disparos
y revivir errores.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Gracias

Doy gracias
a ti por no quererme,
por cada vez que intentaste cambiarme
y luché por ser aún más yo.

Te estoy enormemente agradecida
por cada palabra envenenada
y esa pequeña mentira "piadosa"
que me ayudaba a buscar la oscuridad.

Cada vez que me pedías que me rindiera
que ese no era mi camino
y yo demostraba que estaba dónde merecía.

Gracias por no hacerme un manojo de inseguridades,
miedo acumulados,
y por romper cada esperanza que me quedaba.

Has descorchado una botella de champán 
en cada uno de mis fracasos
y siempre bailabas 
al son de mis lágrimas.

Me has gritado
alegando que no era nadie
para que el mundo me comiera
en vez de comérmelo yo,

Has admirado mis ruinas
y aplaudías cada vez que mis complejos
se apoderaban de mí.

Gracias por el amor que no me has dado,
por la confianza que me has quitado,

Gracias por arrancarme cada pluma de mis alas
para que siguiera atada al suelo
y nunca pudiera despegar,

Gracias por hacerme entender
que el que no te quieran
rompe,
pero te hace fuerte. 

Ojalá llueva

Ojalá llueva esta noche
que no sepas donde quedarte,
toques a mi puerta
en busca de ropa seca
y un café caliente.
Ojalá se inunden las calles,
que no tenga un paraguas que prestarte
y te apetezca quedarte.
Ojalá los truenos sólo susurren
y los relámpagos iluminen tu pecho
al mirarme.
Ojalá llueva;
ojalá tocarás a mi puerta;
ojalá te quedases
porque me recuerdas,
porque me extrañas,
porque me quieres.
Ojalá llueva
para que me besarás
hasta que se sequen los charcos.

jueves, 27 de octubre de 2016

Miedo

Tengo miedo de quedarme en las puertas del paraíso. Ese miedo irracional a tocar la libertad con mis yemas y desear más. Necesitar más. Que me vistan el roce de las nubes y pueda ir siempre desnuda. Ese terror de que me guste lo inalcanzable —lo prohibido—, y terminar de abandonar mi infierno para ansiar unas alas blancas que no me merezco después de cada atrocidad llena de locura que cometí. 
Ese miedo de querer llegar alto porque en el suelo no encuentro unos que me miren. El pavor de querer más de lo que se puede, más de lo que puedo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Hilos

Somos hilos que se han enredado tantas veces que sólo tenemos nudos. Nos golpea el alma y a veces, nos aplasta el corazón.
Tenemos la soga puesta y sólo tenemos que contar hasta tres para saltar y olvidar cada error que cometimos con el otro queriendo.
Aunque suene cobarde, tenemos que huir de aquellos miedos que nos crucifica la razón y nos golpea en el pecho.
Hoy, todo el amor que nos unía nos separó. Nos hemos roto -uno al otro- y hemos intentado atar nuestros extremos al futuro para así besarnos durante dos meses más. Pero no podemos aunque queramos. No somos fuertes. No creemos en la mirada del otro.
La suerte se despidió con un beso en la frente y nosotros sólo tuvimos que salir corriendo en caminos paralelos con la esperanza de que mañana veremos la verdad en las caricias del otro.

miércoles, 19 de octubre de 2016



Desde que era pequeña vi como con el calor el amor se derretía. No fueron pocas veces las que tuve que consolar corazones rotos en el mes de junio. Amigos lloraban en mi hombro y vi como se lamentaban al cielo azul. Se quejaban que el amor era aliado del invierno, de estar bajo las sabas y de buscar un cuerpo que te diese calor mientras que los cristales de las ventanas se empañaban.
Que manía tenían los corazones ciegos de vivir una época de soltería para poder mirar sin tapujos los cuerpos que salían del mar ¡Cómo si de un escaparate se tratasen! y pasar de boca en boca cuando el alcohol corría por sus venas. Nunca entenderé por qué solo se echa de menos cuando las hojas de los árboles se tiñen de tonos marrones, y cuando cambias las tirantas por la manga corta vuelves a llamar a esos brazos que te quisieron cuando le ponía cubitos al café.
Siempre vi que como la brisa de verano acababa con más relaciones que hurracanes derrumbaban casas. Nunca lo entendí. Jamás comprenderé la necesidad de alejarse de quién quieres cuando tienes más tiempo para conocer su cuerpo.
Desde entonces, el verano siempre será la prueba de fuego. Si aguantas ir de la mano en pleno mes de agosto o dormir abrazados sin aire acondicionado, sabes que ese amor es verdadero y todas las crisis de pareja se superarán porque quién puede con el calor puede con el amor.



(Consecuencias de que te pidan una redacción corta de tema libre) 

martes, 18 de octubre de 2016

Por ti

Tenía el cuerpo lleno de heridas,
algunas cicatrizaban,
otras sangraban 
y yo sólo tenía tiritas para su dolor.
Abracé tanto su cuerpo
que olvidé que mi corazón
dejaba de latir
y pocas veces podía respirar.
Quise salvarlo,
yo ya caminaba por el infierno,
pero él se merecía tocar el cielo.
Acaricié cada una de sus lagrimas,
besé sus males
aunque estuviese caminando por arenas movedizas.
Adoraba las plumas de sus alas
y la luz que desperdía sus ojos
no podía dejar que se apagase.
Pocas veces vendí mi alma
al mismo diablo
para que conociera el paraíso
y me dejará en mis tinieblas.
Yo prefería arder
por verle brotar de sus miedos

Cielo gris

Tú que piensas que escribir es sólo poner palabras en un papel y no sabes el amor que hay en cada entonación. Cada sílaba es un "te quiero" que se me quedó en los labios y esa rima asonante es un "quiero que vuelvas" que se combina con los versos que no dicen nada para decirte que "te echo de menos". Nunca entenderás que quiero decir cada vez que pido que llueva, no sabes cuanto te quiero cuando el cielo se vuelve gris y no estás para recitarte poesía al oído. Te recuerdo sin pensar que mañana puede ser otro día, otra oportunidad para que vuelvas y tú no aprovecharas.
He maldecido al tiempo que pasé sin conocerte porque cuando llegaste tú fuiste el huracán que removió cada nervio de mi cuerpo. Hiciste tanto sin saberlo que no me permito guardarte en cualquier cajón lleno de soledad. Te quiero conmigo y puede que no ahora, pero sí en mis idas y quieras quedarte en mis venidas.
Te estoy escribiendo y no sé si lo leerás, pero te echo de menos y te necesito en mis alegrías porque tú eras mi suerte. ¿No te ves en cada rima consonante? Estoy gritando que te quedes.
Estoy escuchando nuestra canción sin poder tarareartela y se me está agrietando alma. Es que no quiero no estar a tu lado porque eres un jodido huracán que me convirtió en una fina lluvia.


sábado, 15 de octubre de 2016

Soy

Siempre pensé que necesitaría un salvavidas para mantenerme a flote y no ahogarme en el primer vuelco. Era tan inocente pensando que dormir en un pecho que late por ti era vida cuando terminó siendo la daga que te atravesó el alma. Ingenua de mí cada día que creía que necesitaba escuchar un "tú puedes" para sacar todas fuerzas que guardaba en mis entrañas. 
Dejaba que confiase por mí porque yo sólo podía creer en sus ojos. Era tan estúpida. Siempre luchando por mantener a alguien sólo para que me hiciese feliz cuando en sus sabanas dormía cualquiera que no supiese echar de menos. 
Cuantas veces no he pensado que no era lo mejor que podría pasarle en su vida y era normal que acariciase otras espaldas. Creía que tenía tan poco para darle que nunca entendía que conociendo a tantos cuerpos se quedará los días impares conmigo. 
No me di cuenta de que estaba cavando mi propia tumba y cada herida que sangraba me la hacía yo cada vez que buscaba ser lo que yo creía que se merecías.
Cambié.
Por ti y no por mí.
Y aún así los días pares no me llamaba. 
Me miré al espejo y vi que no me reconocía. Terminé siendo quién nunca quise ser y salí corriendo. Me he lamido todas las heridas, me he puesto tiritas en las que aún sangran, a veces, aún rebusco mis pedazos por las calles que caminé por tu mano. 
Cambié.
Vi quién era.
Conocí cada uno de mis defectos.
Me empecé a querer por quién era y dejé de pensar en quién podía ser.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Mi siempre,
mi ida y retorno
con los labios rojos dibujados,
ideas nubladas
y pasiones tatuadas.
Sus pupilas gritaban auxilio,
mientras que sus manos se ataban
                                             se agarraban al dolor.
Su mente encarcelaba a su alma,
era presa de su propio cuerpo
cuando la oscuridad marcaba sus pasos.
Caminaba pérdida,
e intentaba no tocar al suelo,
pero no ansiaba el cielo.
No quería quemar sus alas,
ni aprender a volar con los ojos cerrados.
Eran dos en un espacio,
dos copias que chocaban
y sólo hacían ruido.
Chillidos que hacía eco
y nublaban la vista,
cuando intentaba perder el norte
para encontrar su sur.

lunes, 18 de julio de 2016

Quejas de nuestro paso por el infierno.
Buscamos luz
                            en cuerpos fugaces,
                                   en inviernos,
                                         en nosotros mismos
       -donde sea-.
Intentamos atrapar cada mísera llama,
Cogiéndola con nuestras yemas,
Encarcelándola.
Pero aún así, suspiramos tan alto,
abrimos la puerta a recuerdos difusos,
Brotamos lágrimas,
Apagamos la única esperanza de huir.
Y nos quedamos abrazando la oscuridad
Un día más
                     o puede que dos.

No te voy a engañar porque sólo sé mentirme a mí misma. Sé que no volverás, pero yo me siento a esperarte en nuestro sofá. No me importaba cada discusión, sólo me preocupaba que no hubiese reconciliación. Tenía miedo de que huir no fuese la solución y sólo era una pérdida de tiempo porque tarde o temprano te buscaría -aunque supiera que no te encontraría-. Era eso, yo me engaña con cada "quizás" o "ojalá" que resoplaba mi cabeza mientras que tú insinuabas una despedida.
Y aún pienso que ojalá vuelvas a mi cama o puede que quizás sólo hayas olvidado el camino de vuelta.
No voy a engañarte, yo pienso mucho en ti y te escribo más; yo sólo sé mentirme creyendo que tú aún miras nuestras fotos con nostalgía

jueves, 14 de julio de 2016

Tú, la luz que apaga mis miedos,
Mi ángel de la guarda que me cuida
—aún sin saberlo—,
el amor que me falta,
La locura que me vuelve cuerda,
Los hilos que me atan a quedarme aquí —vivir—.

Tú siendo mi aire,
Avivando(me) el fuego,
Creando el caos que llamo hogar.
Tú, el recuerdo que no olvido,
El sueño desecho
como la cama cada mañana.

Eres la suerte,
La fortuna
Que nunca me toca.

domingo, 29 de mayo de 2016

Lo que nunca te dije

Siempre he caminado en silencio, siendo un despojo de recuerdos y olvido. Me arrepiento de no haberte dicho que te quería cuándo llevaba años haciéndolo aunque no de qué manera lo hacía, si era cómo Julieta y daba mi vida por tu pérdida o si era lujuria marcada por la oscuridad de la noche, música alta y litros de cerveza. Pero sí, te quería de una forma u otra, algo había.

He intentado olvidarte. Vivía en arenas movedizas cada vez que intentaba avanzar, me hundía más. Has llegado a ser mi soga, me oprimías y me cortabas hasta cada hilo de aire

Escribo para ti, te escribo todos los días y de todas las formas. A veces, hablo de ti a pieles de desconocidos, rebuscando tu tacto mientras que suspiro porque algún día seas .  Sigo buscándote en un cuerpo que me quiera y no se aleje partndome el alma.

Aún hago guardias para protegerte de tus monstruos y espantarte los fantasmas que te rondan en tus días grises. Creo que siempre estaré ahí, a tu lado sin coraza y con una espada luchando con todo lo que tú no puedas.

Sigo en el mismo sitio dónde me dejaste, esperando(te) que alguien pase y me recoja para dejar de estar atada en la misma calle sin salida. Te quiero y quiero olvidarte; no sé cuánto tiempo te recordaré, si esto es una carta de despedida o la última esperanza que me queda para que vuelvas aunque nunca me leas, aunque nunca me desnudes.

sábado, 21 de mayo de 2016

"Me agarró por la cintura cuando daba un paso ciego hacia el borde del precipicio. Me hizo dar dos pasos hacía atrás y media vuelta. No miré hacia abajo, miré a sus ojos y noté sus dedos rozándome. Podía respirar , suspire, me alivió ver que no salté al vacío y que alguien supo cogerme a tiempo.
Por fin, mis demonios fueron espantados y mis monstruos guardados en el armario. 
Bailaba en los acantilados con cuidado de no tropezarme, cada paso en falso era sumergirse en las tinieblas y ahogarse por la niebla aunque siempre encontraba la luz. Él me iluminaba con ideas sin sentido, con locuras mayores y con vida.
Me llenaba de vida cada ves que estiraba la soga, me salvaba de mis miedos, y el infierno ya no quemaba, sólo era algo más frio de lo habitual."
"La lluvia me recuerda a ti. 
Siempre viviendo en un mundo gris, caminando contra el viento e intentando buscar una salida del infierno en mitad de la niebla. 
Me escondía de mí y pocas veces intentaba buscarme, canturreaba al compás de los truenos y me relajaba ver el mar embravecido. 
Mientras que tú, bueno eras el rayo que iluminaba mis tinieblas, se me hacia tan extraño encontrar luz cuando estaba poseída por la oscuridad. Pero así eras tú, llenabas todo de vida aunque yo marchitaba margaritas, intentabas salvar almas mientras que yo creaba huracanes para marearlas.
Te gustaba ver cómo caía el aguacero y todo el mundo se escondía "para dejarnos intimidad" decías, pero Cielo, contigo yo era una tormenta de cuentagotas, mi lluvia era fina y cálida.
Tú hacías que dejase de ser una catástrofe y dejase salir a Arcoiris dejando atrás mis tinieblas.
Contigo no era Tormenta, era lluvia"
"Has nacido para morir, 
Siempre vienes para irte,
Idas y venidas,
Saludos y despedidas.
¿No pensarás que eres eterno? 
Porque mañana serás Recuerdo
Y pasado serás Olvido.
Crees que devorarás el mundo,
Que vivirás locamente,
Y besaras tantos cuerpos que no podrás contarlos.
Pero no, el tiempo vuela
Y tú no eres viento
Ni si quiera eres brisa.
Eres una hormiga en un mundo de gigantes.
¡Cuidado que te pisan!"
"Nos quisimos tan rápido y de una forma tan loca que cada vez que nuestros dedos se entrelazaban había fuego. Brotaba una leve llama en el estomago y se expandía por cada fina vena de nuestro cuerpo.
Nuestra sangre prendía haciéndonos ser presas del calor. Estábamos acorralados, sólo buscábamos desprendernos de todo -de todo lo puesto- y beber del uno al otro.
Puede que fuesen las llamas, el arder del estómago o el fuego que nos quemó tanto que acabamos siendo cenizas que el viento desperdigó en direcciones opuestas.
Hoy sigo siendo cenizas, y sigo buscando esa parte de mí que se fue contigo.
Mitades incompletas
O
Piezas rotas de un puzzle.
Intentamos encajar a la fuerza,
Dándonos de golpes,
Golpe uno,
tras otro.
Recortamos nuestros bordes,
–dejando de ser nosotros, cambiandonos–.
Nos lesionamos, nos rompemos, recosemos nuestras heridas.
Queremos encajar, queremos ser uno y ya no sabemos cómo hacerlo.
Fuego es destrucción.
Fuego camina por Tierra prendiendo todo lo que se encuentra a su paso.
Tierra busca humedecerse -revivir- llama a Agua.
Agua mata a Fuego, lo acorrala.
Fuego se queda inmóvil,
Sólo va a ser catástrofe,
Pasado negro
Y presente gris.
Pero Aire aparece y corre a su lado.
Aire aviva a Fuego.
Fuego sigue a Aire.
Y ahora Destrucción encontró a su Caos.
Fuego camina por la Tierra,
Aire aparta a Agua de Fuego,
Agua alimenta a Tierra para que Fuego pueda prender por ella.
Te echo de tantas formas y tan diferentes.
Te echo en falta cuando llueve, cuando suena nuestra canción o voy caminando sin sentido —a veces, miro al lado para ver si estás–.
Te echo de mi vida, de mis añoranzas y mis tristezas. No quiero días felices y que tú estés –o puede que la felicidad se acabase al irte—, no quiero ver cómo vuelves, cómo regresas y yo olvido las penurias por el cariño que te tengo.
Me paso los días echándote de más y de menos. Me paso la vida pensando(te) de qué forma te echo.

sábado, 9 de abril de 2016

Llevaba los tacones en la mano, tu chaqueta en los hombros y el pelo alborotado. 
Caminaba sobre la piedra fría en el silencio más apaciguador que sólo interrumpía tu respiración.
Nos mirábamos de reojo, sin decirnos absolutamente nada, lo único que nos movía eran las ganas, las intenciones o saber qué. 
Y en mi portal, antes de devolverte la chaqueta, te invité a subir. Llamamos al ascensor y nos miramos de reojo con una sonrisa picara mientras que el ascensor chirriante anunciaba que bajaba. Pulsé con nerviosismo la cuarta planta y se cerraron las puertas. 
Nos miramos, nuestras respiraciones se aceleraron y nos acercamos. Nuestras labios se buscaron, nuestras lenguas se entrelazaron, tus manos descendieron por mis caderas, agarraron de los glúteos y me pegaron al dichoso espejo de ese ascensor de principio de los noventa. Fueron los cuatro pisos más intensos de mi vida o de nuestras vidas. 
Las puertas se abrieron, me perseguías hasta llegar a la puerta de mi piso. Tonteé con la cerradura, te mandé callar y anduvimos de puntillas hasta el dormitorio. 
Cerramos la puerta de la forma más sigilosa existente. 
Te tiraste en mi cama y acto seguido te incorporaste apoyando tu espalda en el cabecero; me cogiste la mano y me llevaste hasta a ti. Me senté en tus piernas dejando espacio entre tu cintura y la mía. Empecé a inundarte de besos y a desabrocharte la camisa mientras que tu bajabas la cremallera de mi vestido, poco a poco sólo nos separaban los encajes de mi ropa interior. 
Mientras disfrutaba cada roce me repetía una y otra vez en la cabeza "Sólo son ganas, no hay nada emocional" al compás de nuestras caderas. 
Sudábamos cómo locos, gozábamos en silencio y ahogábamos los gemidos. Clavaba las uñas por tu cuerpo a la vez que tu lengua recorría el mío. 
Sólo eran ganas y nada más.
Sentí el éxtasis, el placer y la lujuria, cómo la entrada al paraíso dónde yo te abro las puertas y te marco el camino. 

sábado, 26 de marzo de 2016

Y sí, yo a veces pienso
En un mundo gris
Que desprecia a las personas
Haciéndonos ser números, cifras sin sentido.
Vivo en un mundo corrupto 
Dónde el dinero conquista corazones
Y la belleza es tu única meta.


Empatía y solaridad sólo aparecen el diccionario 

y hasta él se ríe de nosotros explicando lo inexplicable.
Un trozo de papel no sabe que es amar,
Ni cuando se trata de añoranza o nostalgía.
Somos idiotas,
Vivimos en un mundo gris,
Somos un conjunto de desconocidos
Y que no intentan conocerse.

sábado, 19 de marzo de 2016

Soy Tormenta.

Soy Tormenta.
Cada vez que hablo los tejados de las casas vuelan,
con mis suspiros se crean remolinos en mitad del océano,
inundo ciudades por mi paso,
y dejo versos tristes en los buzones.

Cuando me enfado,
mis quejas se escuchan por toda la ciudad
y hace que los perros ladren.

A veces, en mitad de mi frustración
naufrago barcos,
veo como pulmones se encharcan
y personas se despiden con la mirada.

Soy Tormenta,
cuando conozco a Esperanza,
y en mitad de la oscuridad
marco un camino de luz.

Creo las mayores catástrofes,
soy el mayor miedo de cualquier persona,
todos temen encontrarse conmigo de frente,
Porque cuando llego,
perduro,
me equivoco,
y pocas veces huyo.