.

.

martes, 27 de diciembre de 2016

Dormir en su pecho.

Sólo tuve que besarte y morderte levemente el labio para que me agarrarás con fuerza las caderas y me acercaras más a tu pecho. Volví a besarte con algo más de descaro mientras que tu me agarrabas los glúteos con fuerza. 
Me girabas levemente y yo estaba perdiendo la razón. Con un brazo en mi cadera y tu otra mano apartando todas las hojas que acumulaba en mi escritorio, sólo tuve que dar un suave salto y para sentarme en él y separar mis piernas. Recuerdo como te miré con deseo y me salió una leve sonrisa. Nos besamos como locos y tú perdías tus dedos en mi pelo, pero tus dedos buscaban la cremallera de mi vestido cuando yo iba desabrochándote el cinturón.
Me sacaste el vestido por la cabeza, me acariciaste el costado y me besaste el cuello. Me abrazaste tan fuerte contra tu pecho que podía escuchar tus latidos. Me miraste a los ojos y yo no pude evitar acariciar tu espalda a la vez que buscaba tus labios.
Jugabas con el broche de mi sujetador -te encanta desnudarme lento y memorizar cada uno de mis lunares- hasta que lo desabrochas y ves lo rápido me deshago de él.
Pasaste los dedos por mi pecho y yo rodeé con mis piernas tu cintura. Me levantaste a la fuerza de un soplido y me llevaste a la cama -nunca dejas de mirarme a los ojos-. Me tiraste a la cama de la forma más torpe y no pude evitar soltar una carcajada. Tus labios recorrieron mi vientre e hiciste desaparecer la única prenda que quedaba en mi cuerpo. Me separaste las piernas y te sentiste como en casa. Y ahí estábamos siendo uno como siempre. Sudando con el eco de mis gemidos, pero siempre acabado diciéndome que me quieres y que esa noche duermo en tu pecho. 

sábado, 17 de diciembre de 2016

Había oscuridad en su camino
y se vistió de dolor
con una pizca de corazón.
Veía como las sombras se posaban en su hombro
palabreando con veneno.
Era demasiado fácil dejarse llevar,
creerse toda aquella blasfemia hecha de amargura,
pintar su vida de negro
y cubrir cada rayo de esperanza.
Eran tan sumamente fácil
que apetecía echar otro trago
y empezar a consumirte por los miedos.
Así lo hizo.
Se empapó de cada mililitro de alcohol,
se bebió cada mal augurio
y comenzó a vomitar realidades teñidas de desamor. 

viernes, 9 de diciembre de 2016

Viva

Hoy he vuelto a sentir que tengo corazón.
La soledad ha elegido aleatoriamente esa canción,
se me humedecen los ojos,
me he acordado de ti
y he escuchado un par de latidos.
Es tu recuerdo lo que me aviva
cuando me estoy muriendo.
Es así, te echo de menos,
pero son tus sombras las que me acompañan
y me dicen que un día quise de la única forma que se puede hacer,
-de verdad-.
Aquí estoy viendo como el dolor bombea mi corazón,
la nostalgia recorre mis venas,
pero estoy viva
o eso me dicen tus sombras.
Siento como el pulso se acelera en mi muñeca
¿Tanto necesito revivir nuestras viejas fotos?
¿Tanto te quiero aún cuando dejé de pensarte?
Pero me das vida
a la vez que me la quitas,
y aunque ya no te lloré
Melancolía me visita al escuchar tu nombre.
No sé si es el amor que me queda
o el dolor que siento por tu ausencia
pero me reviva.
Tú me haces estar viva.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Da miedo acabar con un hilo de voz y no saber decir adiós, pero aquí estamos sin ser capaces de tomarnos las despedidas en serio. Sólo alargamos los finales inevitables mientras que planteamos una barbaridad de propuestas para seguir a flote -que ninguno llevará a cabo-.
Aquí estamos mirándonos sin ser capaces de alejarnos porque pensamos que somos dueños de esta puta realidad, pero no. Nosotros mismos entendemos que alargamos el dolor aunque ya no estamos haciendo daño. Nos faltan fuerzas para cerrar el puño y apretar los labios para comenzar un camino sin buscar al otro al lado.
Que sí, que nos queremos con los ojos cerrados.
Que sí, que hemos visto muchos amaneceres.
Que sí, que tu sombra busca mi cuerpo.
Pero somos sombras que repelan el sol, se esconden en la oscuridad y entre tanta oscuridad se pierden. Nos susurramos alto para encontrarnos, pero no rozamos ni las puntas de nuestros dedos.
Yo te quiero, pero hoy no es nuestro día ni nuestro mes y puede que ni nuestro año.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Sombras

Tápate los ojos cuando veas las sombras aparecer de frente,
ellas van a sonreírte
y te recordarán el placer de que la boca te sepa a sangre.
Te van a mentir al oído,
y excavarán debajo de la piel.

Aprovecharán tus miedos
para encontrar hojas con las que atravesarte el pecho.
Te harán subir y bajar
vivirás en una montaña rusa dónde acabarás vomitando
y no te guardará la espalda.

Construye los barrotes de tu jaula.
Echa el candado
y tira la llave al mar.
Te encarcelará a la fuerza de susurros,
pero echa un trago entre palabra y palabra.

Es una putada
dejar que te parte el alma
una lengua envenenada
con unas manos de espinas,
pero tú eres un necio que no entiende nada.