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miércoles, 23 de mayo de 2012

Te conocí.

Conocía la soledad a la perfección, soñaba con una triste historia de amor donde acabaría con un beso bajo la lluvia, soñaba con ese príncipe azul esa misma noche, esa noche que entre la niebla me agarraste de la cintura, y me enseñaste lo importante que llega a ser una mirada, el cruce de nuestros labios, los sueños que se pueden tener junto a alguien. No sabía hasta donde te podía llegar la lujuria, esas ganas contenidas que terminan por rasgándose la ropa. Unos labios que no se quieren despegar, abrazos en la cama, besos de buenos días con dos palabras dulces que me dejan tonta. Conocí contigo el placer de amar, de necesitar a alguien junto a mi cada instante, conocí mi sonrisa de un modo deslumbrante, conocí la plena felicidad, la dependencia de alguien, el quererle más que a mi vida.
Conocí mejor que nadie sus cuatro miradas, las de ''te quiero'', ''te necesito'', ''te deseo'' y ''eres lo mejor''. Conocí sus sonrisas, esas que me enamoraban cada día más. Conocí latidos de mi corazón que nunca antes había escuchado, conocí un ecosistema en mi estomago cada vez que te veía y aumentaba a la vez que te acercabas. Conocí la perfección en tus labios, en tu barba de dos días besándome la piel.

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