.

.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Había oscuridad en su camino
y se vistió de dolor
con una pizca de corazón.
Veía como las sombras se posaban en su hombro
palabreando con veneno.
Era demasiado fácil dejarse llevar,
creerse toda aquella blasfemia hecha de amargura,
pintar su vida de negro
y cubrir cada rayo de esperanza.
Eran tan sumamente fácil
que apetecía echar otro trago
y empezar a consumirte por los miedos.
Así lo hizo.
Se empapó de cada mililitro de alcohol,
se bebió cada mal augurio
y comenzó a vomitar realidades teñidas de desamor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario