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lunes, 5 de diciembre de 2016

Da miedo acabar con un hilo de voz y no saber decir adiós, pero aquí estamos sin ser capaces de tomarnos las despedidas en serio. Sólo alargamos los finales inevitables mientras que planteamos una barbaridad de propuestas para seguir a flote -que ninguno llevará a cabo-.
Aquí estamos mirándonos sin ser capaces de alejarnos porque pensamos que somos dueños de esta puta realidad, pero no. Nosotros mismos entendemos que alargamos el dolor aunque ya no estamos haciendo daño. Nos faltan fuerzas para cerrar el puño y apretar los labios para comenzar un camino sin buscar al otro al lado.
Que sí, que nos queremos con los ojos cerrados.
Que sí, que hemos visto muchos amaneceres.
Que sí, que tu sombra busca mi cuerpo.
Pero somos sombras que repelan el sol, se esconden en la oscuridad y entre tanta oscuridad se pierden. Nos susurramos alto para encontrarnos, pero no rozamos ni las puntas de nuestros dedos.
Yo te quiero, pero hoy no es nuestro día ni nuestro mes y puede que ni nuestro año.

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