.

.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Ayer hablé de ti

Ayer hablé de ti, pero no lloré como hacía hace meses. Seguí admitiendo que te echaba de menos, pero fuiste más dolor que alegría aunque sólo recuerde cada día que sonreí porque estabas al lado -porque te tenía cerca-. Sonreí al recordar el amor que te tenía y se me entrecorto la voz al ver que todo ese cariño se había ido con el paso del tiempo. 
Hablé de las lágrimas que cayeron en tus venidas y como se me rompía el corazón en cada despedida en la que yo me negaba a mirarte a los ojos. Vi como el pulso se me paró el día que asumí que no podía más, ¿cómo iba a alejarme de quién quería a milímetros?. No me quedaban opciones ni corazones de repuesto para ver como yo misma me echaba tierra encima y me perdía a mí. 
Se me anudaron las cuerdas vocales al decir que yo te quise, pero tú a mí no. Aún sigue doliendo el amor que te tuve y el que tú no me tuviste, esa desesperación por ser lo que buscabas o creía que necesitabas para ti. Todas esas máscaras que usé para ser para ti lo que tú eras para mí no sirvieron para nada.
Me tiemblan las piernas cada vez que pienso que alguien puede llegar a ser como tú y tú no seas ni un recuerdo; porque creo que lo único que nos une hoy es el pasado que nos ata y el cariño que nos hizo ser nosotros. 
Ayer hablé de ti, pero no lloré. Me di cuenta de que estaba olvidando y poco me quedaba ya de ti aunque aún se me ajetree el estómago cuándo sé que te voy a ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario