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sábado, 21 de mayo de 2016

"Me agarró por la cintura cuando daba un paso ciego hacia el borde del precipicio. Me hizo dar dos pasos hacía atrás y media vuelta. No miré hacia abajo, miré a sus ojos y noté sus dedos rozándome. Podía respirar , suspire, me alivió ver que no salté al vacío y que alguien supo cogerme a tiempo.
Por fin, mis demonios fueron espantados y mis monstruos guardados en el armario. 
Bailaba en los acantilados con cuidado de no tropezarme, cada paso en falso era sumergirse en las tinieblas y ahogarse por la niebla aunque siempre encontraba la luz. Él me iluminaba con ideas sin sentido, con locuras mayores y con vida.
Me llenaba de vida cada ves que estiraba la soga, me salvaba de mis miedos, y el infierno ya no quemaba, sólo era algo más frio de lo habitual."

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