.

.

viernes, 15 de mayo de 2015

Terceras oportunidades

Hacía tres años que no me encontraba con él de frente, demasiado tiempo sin miradas de reojo y sin morderme los labios para contener las ganas de besarle. 
Puede que yo naciera para quererle todos los días de mi vida. Puede que yo naciera para recordar como me desabrochaba la camisa y como se aceleraba su respiración. Lo mismo debo de tener presente como recorría mi cuerpo con sus labios o como yo arañaba su espalda. 
Y es que puede que me aferro demasiado al pasado porque aún sigo necesitando que me mire a los ojos cuando estaba desnuda enfrente suya o que me bese en los labios sin saberlo. 
Pero nos llegamos a dar cuenta de que las segundas partes nunca fueron buenas, pero ¿quién dijo que las terceras partes serían malas? Así que no perdía nada por besarle otra vez, no perdía nada por dejar que sus manos se deslizaran por mi espalda hasta llegar a mi muslo, no pasaba nada por volver a sentirlo entre mis piernas.
Bueno sí pasó algo, ahora creo en las terceras oportunidades, creo en él y en que nací para quererlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario