.

.

domingo, 12 de febrero de 2017

Primavera

Yo sólo sé que las palabras valen más cuando se dicen en pasado.
Que yo quiero más cuando extraño, cuando no puedo; y he dicho haber olvidado hasta volverme a chocar con esos ojos.
Que es fácil decir, pero que difícil es mantener lo dicho.
Me quedo, pero ya me he ido más de mil y una noche a contar historias a otros oídos. Pero no soy despedidas, me escabullo en las sombras hasta ser el humo del ayer.
Soy un huracán que remueve a todo aquel cuerpo que puede latir rápido para ser su mayor caos, su pequeño desquicio durante el menos tiempo posible porque no me quedo —porque no me dejan quedarme—.
Voy a escribir versos tristes durante la primavera para dejar que el corazón se reponga en el otoño y volver amar en invierno, pero me iré en la primera noche de verano para comenzar mi naufragio en cualquier playa desierta.
Me voy, pero nunca del todo.
Puede que mañana te bese la frente y te mire con mis ojos tristes y te siga extrañando tres años más tarde. Pude que aprenda a quererte cuando no estás y empiece a llamarte grieta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario